La iluminación en hospitales tiene que cumplir con dos objetivos fundamentales; el bienestar del paciente y facilitar la labor de los facultativos en la evaluación y tratamiento de los enfermos.
Las normativas vigentes, regulan el diseño del alumbrado en función de las distintas actividades que se desarrollan en los centros hospitalarios. Según las necesidades, tenemos espacios con actividad visual elevada como los quirófanos, laboratorios salas de recuperación post anestésica, paritorios. consultas externas…. espacios con actividad visual normal, habitaciones de hospitalización, oficinas, despachos… y espacios con actividad visual baja: vestíbulos, almacenes etc.
En este sentido cabe destacar la iluminación en quirófanos; se trata de un espacio que se clasifica como «sala limpia» o «sala blanca» en el que es necesario tener iluminancias muy elevadas para el correcto desarrollo de la actividad quirúrgica. En torno a 1000Lx de media y de 10.000 a 160.000Lx, en la mesa de operaciones.
Además del flujo lumínico, las luminarias en quirófano tienen unas características muy específicas; tienen que ser estancas con un grado de protección IP65 que asegure la separación de ambientes entre el interior de la luminaria y la zona limpia, y entre ésta y los falsos techos. También el índice de reproducción cromática ha de ser superior a 90, para identificar los más fielmente los colores, aspecto muy importante para el cirujano.
Partiendo de una iluminación general de 1000Lx de media, con las lámparas articuladas en los quirófanos podemos alcanzara 160.000 Lx a 1 m de distancia del paciente, con CRI 95 para que los cirujanos puedan realizar su labor con la máxima visibilidad de la zona de intervención minimizando al máximo las sombras.
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